¿Podrían liberalizarse los estancos?

Por Alberto García Flores
Dtor. Comercial Interestanco

De cuando en cuando corre por España el rumor de que podría liberalizarse la venta minorista de tabaco, hasta ahora monopolizada por los estancos, es decir, reformar la Ley para que estas dejaran de ser concesiones administrativas, abriendo así el mercado minorista del tabaco a todo tipo de comercios. Este tipo de rumores suelen surgir en momentos en que, como ahora, la Economía sufre profundas recesiones y son necesarias medidas de fomento de la inversión privada, generación de empleo y empuje al consumo para estabilizarla.

Efectivamente, la liberalización de un sector de monopolio como el de la venta minorista de tabaco, podría, por una parte, abrir nuevas puertas para la creación de empresas, y a la par generar nuevos empleos y auto-empleos, así como dinamizar otros sectores como el de la distribución. Asimismo, una liberalización aumentaría la competencia y podría, en el caso de que también se dejaran de controlar los precios y estos se dejaran al albur de las leyes del mercado (oferta y demanda), fomentar el consumo de tabaco.

Finalmente, la liberalización del mercado minorista del tabaco completaría la liberalización ya realizada sobre el mercado mayorista, (que apenas ha cambiado desde entonces dada la limitación que supone seguir contando con un número acotado de estancos) y la de la transmisión de licencias, operada en 2007.

Hasta aquí, hemos abordado los argumentos a favor de la liberalización. Sin embargo, existen poderosos argumentos en contra.

Recaudación

El primero de ellos, y no baladí, es el de la recaudación de impuestos que genera el mercado minorista del tabaco. Hay que recordar que el estado español recaudó 9.446,7 y 7.649 millones de euros en 2009 y 2010 respectivamente por impuestos directos e indirectos sobre la venta de tabaco. Si se liberalizara el mercado minorista es probable que esto provocara una reducción del precio de venta final del tabaco, por efecto de la ley de oferta y demanda. En consecuencia es dudoso que la recaudación fuera tan abultada como hasta ahora, incluso si aumentara el consumo de tabaco, ya que este no responde proporcionalmente a la diferencia de precio, como se ha demostrado en el último año en el que este ha aumentado sucesivamente.

Inversión y empleo

Desde el punto de vista de la creación de empresas y del empleo, también existen argumentos en contra. Por una parte, si se liberalizara la venta minorista y también los precios, es cuestionable que este negocio siguiera siendo rentable, al aumentar la competitividad, por lo que no estaría garantizado un significativo crecimiento empresarial y de empleo.Por no hablar de los estancos con licencia complementaria, tiendas-estanco ubicados en poblaciones pequeñas del medio rural, que dejarían de existir al perder su ya reducida rentabilidad.

Por otra parte, si una Ley optara por imponer, como ahora, el precio mínimo del tabaco, es probable que también al aumentar la competencia quedara muy reducido el margen de ganancias (más aún si se mantuviera el gravamen actual). El efecto es que aunque en primera instancia surgieran nuevos establecimientos, muchos de ellos tendrían que cerrar en un plazo medio o corto. No debe olvidarse a este respecto que ya existe una red de más de 12.500 estancos en toda España. La pregunta es ¿caben más? Y si fueran más ¿serían un negocio sostenible?

Salud

Finalmente, se han multiplicado las normativas europeas y nacionales para limitar el consumo de tabaco con el argumento de la salud pública. La última muestra de esta tendencia es la ley antitabaco vigente en España desde enero de 2011. No sería muy coherente por parte del Estado liberalizar el comercio minorista, y por lo tanto promocionar un consumo que se ha intentado limitar repetidamente a golpe de legislación. De liberalizarse el mercado minorista del tabaco sería obligado preguntarse ¿ha dejado de importarle al Estado la salud de sus contribuyentes? ¿o es que el consumo de tabaco ha dejado de ser tan pernicioso como se apuntaba? No creemos que la respuesta sea positiva y de serlo tendríamos que preocuparnos seriamente por el tipo de Estado que nos ampara.

Finalmente, es necesario analizar otras consecuencias de una liberalización del mercado minorista de tabaco. Como ocurriera con otros sectores en situación de monopolio como administraciones de lotería o taxis, cada vez que se habla de liberalización cunde el nerviosismo entre sus miembros. No en vano, un movimiento en ese sentido significaría la caída en picado del valor de venta de su concesión. Pero de nuevo, no sólo perderían los propietarios, sino también el Estado, en la parte fiscal que le corresponde por la transacción en el traspaso, que dejaría de ser de licencias a ser simplemente de negocio.

Dicho todo esto, ¿de verdad alguien piensa que se pueden liberalizar los estancos? Puede que lo haya, pero también debería pensar que 400 años de historia no se borran de un plumazo y que quien intente levantar esa piedra, se encontrará además con una oposición difícilmente resistible, como ya ocurriera en 2009 con la ley omnibus … seguiremos atentos a cualquier movimiento en ese sentido pero mientras tanto preferimos lanzar un consejo a navegantes: no hagan demasiado caso a los cantos de sirena.